Nació en la isla Guar, ubicada en el seno de Reloncaví, en la Región de Los Lagos, el día 26 de enero de 1865.
Una de sus labores más recordadas fue durante los aciagos días del terremoto de Valparaíso en el año 1906, donde el Comandante Gómez asumió la Jefatura Militar de la Plaza, declarada en estado de sitio y que en cumplimiento de las órdenes y disposiciones del Intendente de la Provincia de Valparaíso, se entregó de lleno a contener el pánico de los habitantes, organizar la atención de heridos, protección de la propiedad, el racionamiento de agua potable y provisión de alimentos y enseres básicos para los damnificados; todo ello con el apoyo de marinería de desembarco, las fuerzas militares de la plaza y los voluntarios del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso. En esta labor, restableció el orden y la tranquilidad mediante un enérgico combate contra el pillaje; fue así que no pocos delicuentes pagaron con azotes y ejecuciones contra sus vidas los abusos cometidos.
Es recordada en la Marina de Chile la anécdota que refleja la fuerte determinación del Almirante cuando en Plymouth, momentos antes del zarpe de la fuerza naval chilena compuesta por el acorazado "Williams", y los cazatorpederos "Riveros" y "Uribe", las autoridades del puerto le indicaron que por razones de mal tiempo, todo movimiento marítimo estaba suspendido. "He avisado a mi gobierno que zarpo hoy y no enmendaré mi rumbo", fue la resuelta respuesta del almirante y después de cruzar las exclusas del Canal de Panamá y antes de salir al Pacífico, las autoridades le exigieron la cancelación en dinero efectivo, rechazando el pago con cheque en dolares que había sido girado por el Gobierno de Chile.
Luego de negociaciones sin resultados, el Almirante envió el siguiente comunicado: "O reciben mi cheque y me dejan zarpar o los cañones el Almirante Latorre volarán sus oficinas". Y ordenó, al mismo tiempo, zafarrancho de combate; ante lo que el cheque fue aceptado inmediatamente y la escuadra zarpó a la patria, arribando a Valparaíso el 20 de febrero de 1921.
El 1 de enero de 1930, el Almirante Gómez es víctima de un fatal accidente automovilístico en una de las curvas del camino conocido como "El Olivar" que unía la ciudad de Quilpué con Viña del Mar. A consecuencia de este trágico suceso, deja de existir cinco días después. Sus restos descansan en el Cementerio Nº2 de Valparaiso, en el cerro Panteón y su epitafio dice "FONDEADO SIN NOVEDAD".
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Una de sus labores más recordadas fue durante los aciagos días del terremoto de Valparaíso en el año 1906, donde el Comandante Gómez asumió la Jefatura Militar de la Plaza, declarada en estado de sitio y que en cumplimiento de las órdenes y disposiciones del Intendente de la Provincia de Valparaíso, se entregó de lleno a contener el pánico de los habitantes, organizar la atención de heridos, protección de la propiedad, el racionamiento de agua potable y provisión de alimentos y enseres básicos para los damnificados; todo ello con el apoyo de marinería de desembarco, las fuerzas militares de la plaza y los voluntarios del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso. En esta labor, restableció el orden y la tranquilidad mediante un enérgico combate contra el pillaje; fue así que no pocos delicuentes pagaron con azotes y ejecuciones contra sus vidas los abusos cometidos.
Es recordada en la Marina de Chile la anécdota que refleja la fuerte determinación del Almirante cuando en Plymouth, momentos antes del zarpe de la fuerza naval chilena compuesta por el acorazado "Williams", y los cazatorpederos "Riveros" y "Uribe", las autoridades del puerto le indicaron que por razones de mal tiempo, todo movimiento marítimo estaba suspendido. "He avisado a mi gobierno que zarpo hoy y no enmendaré mi rumbo", fue la resuelta respuesta del almirante y después de cruzar las exclusas del Canal de Panamá y antes de salir al Pacífico, las autoridades le exigieron la cancelación en dinero efectivo, rechazando el pago con cheque en dolares que había sido girado por el Gobierno de Chile.
Luego de negociaciones sin resultados, el Almirante envió el siguiente comunicado: "O reciben mi cheque y me dejan zarpar o los cañones el Almirante Latorre volarán sus oficinas". Y ordenó, al mismo tiempo, zafarrancho de combate; ante lo que el cheque fue aceptado inmediatamente y la escuadra zarpó a la patria, arribando a Valparaíso el 20 de febrero de 1921.
El 1 de enero de 1930, el Almirante Gómez es víctima de un fatal accidente automovilístico en una de las curvas del camino conocido como "El Olivar" que unía la ciudad de Quilpué con Viña del Mar. A consecuencia de este trágico suceso, deja de existir cinco días después. Sus restos descansan en el Cementerio Nº2 de Valparaiso, en el cerro Panteón y su epitafio dice "FONDEADO SIN NOVEDAD".
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