Dos de los huevos del queltehue que había anidado en el jardín del Museo, han empollado y eclosionado ayer.
Los polluelos, que al principio apenas se sostenían, avanzadas un par de horas estaban caminando y aprendiendo a comer.
Están siempre protegidos por sus padres que permanecen en los alrededores y, ante cualquier amenaza, emiten un fuerte graznido al que los pequeñitos reaccionan escondiéndose entre la hierba.
Fotografías: Juan Carlos Vargas, dotación Museo Naval de Valparaíso.-